Tantas veces le hablamos, le decretamos y le oramos frente a nuestras congregaciones, y esto es plan de Dios, hablo de que nuestra ciudad y país caigan rendidos a los pies de Cristo. Pero esto es solamente la primera parte del plan, es solamente conseguir la semilla del cielo. Lo siguiente es sembrarle, labrarle y cosecharle. Las grandes multiplicaciones comienzan uno a uno, por lo qué hace falta ser fieles con lo poco para que Dios nos de lo mucho. Ciertamente Él nos ha dado lo mucho en su Hijo y nuestra manera de honrarle es mantenernos fieles en la gran comisión que nos ha dado de ir y haced disípalos.
Imagina esto, un hermano tuyo tiene una enfermedad terminal. Él ha intentado innumerables medios para conseguir su restauración. Ha consultado médicos, especialistas, y gastados todo su dinero en busca de la preciosa dadiva que es la salud. Pero tú eres un científico que ha descubierto la cura para su enfermedad y en tu egoísmo no compartes la medicina que le devolverá su salud y le dejas morir. ¿Suena duro no?
¿Y que acaso no es eso lo que pasa en nuestra vida cotidiana? El mundo tiene una enfermedad terminal, es una enfermedad que poco a poco les mata. Es la muerte espiritual que tienen aquellos que aún no conocen a Cristo. Han malgastado su vida buscando encontrar la cura a una vida vacía , tratándole de encontrar por medio del dinero, la vanidad, programas de televisión, horóscopos, psíquicos, brujos, religiones equivocadas no basadas en la Biblia. Pero nosotros conocemos la cura a esa vida vacía que es Jesucristo, Él hace añicos a la muerte, el avergonzó al enemigo de este mundo, Él está dentro de nosotros anhelando que compartamos la cura del pecado con todo aquel que está cautivo y poderle salvar así cómo un día te salvó a ti.
Nuestro Salvador anhela ver este mundo rodeado de su gloria y poder salvar a todo aquel que día a día vive un infierno en la tierra, a todo aquel que día a día busca luz en sus obscuras tinieblas, a aquellos quienes el enemigo tiene cautivos y les atormenta….PERO, necesita de nosotros para manifestar su poder.
Yo te invito hermano/a a estar consciente de que este mundo necesita de Jesús, y que Él necesita de ti para ser su instrumento para salvar y llevar vida donde hay muerte. La próxima vez que encuentres a alguien con la enfermedad terminal del pecado, dile gozosamente que tú conoces a aquel que tiene la cura y su nombre es Jesús. Sé el cuerpo de Jesús y manifiesta su vida siendo fiel en lo que te ha encomendado, y así llenaremos nuestra tierra de Jesús.
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones”
Mateo 28:19
“Abre tu boca, y yo la llenaré.”
Salmo 81: 10
Autor: Richy Esparza
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